El amigo Tano, ganador del 1º Torneo Club de Poker de Sevilla, me envia su crónica para que la publique, con la advertencia de que la lea primero porque no quiere herir sensibilidades.
Mi respuesta es clara. Publicación inmediata y si crea polémica, pues mejor.
Para eso estan los comentarios.
Nuevamente atento a las solicitudes de nuestro presidente me dispongo a realizar esta breve crónica del primer torneo de nuestro Club de póquer Deportivo de Sevilla. Sigo en la creencia de que no soy la persona más indicada para ello. No sólo porque sea un mal cronista sino porque además carezco, aún, de la suficiente experiencia en esta disciplina como para que mis opiniones sean tenidas en cuenta. Espero que seáis benevolentes conmigo y con vuestros comentarios me ayudéis a completar la narración de lo ocurrido el sábado.
Por motivos personales que me tienen bastante ocupado (agradezco profundamente las muestras de apoyo recibidas) poco tuve que ver en la organización de este gran evento. Y es por ello que, pese a la deuda de afecto que mantengo con los promotores, creo que mi objetividad permanece intacta cuando lo primero que deseo manifestar en este escrito es mi más sincera enhorabuena por la magnífica organización. El torneo fue todo un éxito. En participación se completo el aforo total del local (pero total total total). El ambiente, el buen rollo, entre los participantes inmejorable, etc etc. Lamentablemente para mi (con lo que me gusta hacerlo) no tengo nada que criticar.
Las ausencias de algunos de los notables del club fue consolada con la fortuna de haber podido conocer a nuevos compañeros de afición. Mención especial merecen la legión cordobesa que nos honro con su gratísima compañía. Es muy fácil ser anfitrión con tan buenos huéspedes que esperemos sientan, como deseamos, nuestra casa como la suya. Buena gente.
En cuanto a mi participación como jugador obviamente por el resultado obtenido estoy muy satisfecho aunque, sinceramente, creo que me queda mucho por aprender, por mejorar. El sábado más que ganar el torneo la sensación que tengo es que lo que hice fue esperar a que los demás lo perdieran. Me sorprende leer que se me califica de tener un rango de manos brutal por una determinada mano. No seré yo quien lo discuta pero hasta la mesa final tan sólo intervine en más o menos doce manos. Algunas excelentemente pagadas como, por ejemplo, KK contra QQ que me permitió doblarme y fue el principio del final de la participación de mi querido y admirado Carlos. Hasta ahora siempre había pensado que uno de mis principales defectos a combatir era precisamente lo reducido de mi rango de manos, bueno pues al parecer voy mejorando.
La lectura inicial de la mesa final fue bastante sencilla. Un chip leader muy destacado, Fernando, ejerciendo con fuerza de tal. Un segundo, Marcelo, por encima claramente de la media con un juego excesivamente, para mi gusto ojo, pasivo. La situación a la derecha de un Fernando muy activo no le favorecía. Cuatro short stack y el resto más o menos en la media. De los cortitos tan sólo Emilio consiguió multiplicarse. La acción en la mesa prácticamente se reducía a estos dos jugadores.
A la burbuja de premios llegué como último clasificado pero con un stack muy cómodo de entre 18 y 20 ciegas. Superado en tan sólo, aproximadamente, 3.000 fichas por Manolo (terminó quinto). Además, Manolo había querido entrar en bastantes manos que ante resubidas tuvo que ir foldeando mermando poco a poco su stack. Pensé, por tanto, que seguiría metiéndose en líos. Misma sensación, quizás un poco más pausada, la tenía tanto de Emilio (cuarto clasificado) como de Marcelo (segundo clasificado). Del primero porque, tras su remontada en la mesa final, pensé querría mantener el protagonismo que estaba teniendo y recortar distancias con el chip leader Fernando. En cuanto a Marcelo pensé que con tantas fichas no sería capaz de estarse mucho tiempo paradito. Es por ello que, obviamente, la decisión adoptada por mi fue la más cómoda: sentarme a esperar y no entrar en líos. Aprovechar la imagen que creía los demás tenían de mi para mantener el stack y poco más.
La sorpresa en esa fase la dio Alejandro el único jugador que creía seguía mi misma táctica. En su eliminación, en mi modesta opinión, le pasó factura emocional una jugada anterior contra Emilio. Fue curiosa. En defensa de ciegas se monta un bote simpático que en el turn, ante la fortaleza de la apuesta de Emilio, Alejandro se ve obligado a foldear su proyecto de color. Emilio le muestra su farol y Alejandro se martiriza viendo la quinta carta que quedaba por salir que habría completado su proyecto y dejado a Emilio al borde de la eliminación. Aún caliente por esa mano, a la siguiente, hizo all in con A9 pese a la resubida de la ciega grande, el chip leader Fernando, que con su AK conseguía la eliminación de nuestro querido Alejandro.
Rota la burbuja de premios seguí con la misma táctica. No encontraba motivo para variarla aún. Precisamente que se eliminará el otro jugador pasivo de la mesa y a manos del chip leader creo que fortalecía mi estrategia. Y así fue que sucesivamente se fueron eliminando primero Manolo y después Emilio cuando sus dobles no fueron suficientes contra el set de Fernando.
Tocaba ya moverse. Ya iba siendo hora. Sólo quedábamos tres. La táctica que tenía pensada seguir pronto se vino abajo ante la jugada clave del torneo. Marcelo completaba en el river su proyecto de color contra el trío ligado en el flop por Fernando. No seré yo quien juzgue lo acertado o no del call de Marcelo ante el all in de Fernando post flop. Ciertamente, como he comentado antes, esperaba una jugada de este tipo. Pero no puedo resistirme, por lo menos, a manifestar que aún hoy lunes no llegó a comprenderlo muy bien. Máxime cuando pocas manos antes había foldeado Aks ante un pequeño mini raise pre flop mío.
Tras esa mano los stacks quedaban más parejos. Seguía siendo tercero. No había pillado prácticamente nada en todo el torneo. Ningún trío, ni escaleras, ni full, ni nada de nada. Con parejitas y un color en las primeras fases del torneo había sido bastante.
Ahora más que nunca era el momento de cambiar el ritmo o marcharme a mi casita. Con esa única intención hice all in con TT ante Fernando con su bet a 5.000. Simulaba un cañonazo de jugada que me venía que ni pintada para ese cambio de ritmo que quería provocar. Me equivoqué. Fernando, al parecer, tenía otra imagen de mi y recordaba más la jugada del K2 que la de la KK e hizo call con AJ llevándome al único flip con posibilidades de eliminarme que disputé en todo el torneo. Las comunitarias no ayudaron a Fernando colocándome chip leader, status que ya no abandoné hasta el final.
Es cierto, y por tanto de justicia admitir, que hubo un error, totalmente involuntario por mi parte, en el conteo de mis fichas previo al call de Fernando. Me disculpé entonces y lo vuelvo hacer ahora. Aunque sinceramente creo que la variación (5.000 fichas más o menos) no habría sido suficiente para que Fernando no hubiese tomado tan errónea, a mi modesto parecer, decisión. Y es que a fuerza de ser honrado, pese a que me equivoque, no puedo evitar opinar, desde mi semi ignorancia, que en esta jugada en concreto el gran jugador que es Fernando debió haber foldeado sin más.
Tras esta mano, y pese a que a Fernando le quedaban cerca de veinte ciegas nos tocó aguantar su chaparrón de continuos all in. Pronto escampó cuando se cruzaron su AK con las AA de Marcelo.
Leo en la magnífica, acertada y cariñosa crónica de Fernando que, pese a quedar tercero, se auto proclama mejor jugador del torneo calificando el nivel de poker con un 0 patatero. Al respecto, a fin de evitar cualquier tipo de polémica innecesaria, creo que, en primer lugar y ante todo, efectivamente, Fernando es un gran jugador. En segundo lugar que no tengo ni puñetera idea de si fue el mejor o no puesto que no tuve la oportunidad de compartir todo el torneo en su mesa y, aunque lo hubiera hecho, me veo aún incapaz por mi inexperiencia de hacer tal juicio de valor.......... Y en tercer lugar que me parece estupendo que pensase y siga pensando que era el mejor pues eso me dio más oportunidades de ganar. La auto confianza en cualquier ámbito de nuestra vida, y más en las disciplinas deportivas, es importante pero nunca nos puede llevar a menospreciar el nivel de nuestros rivales. Ni siquiera aunque este sea un nivel tan pobre como es sobre todo el mío. Después pasa lo que pasa (
Samuel 17:4-54).
En cuanto al mano a mano final nuevamente me vi favorecido por un grave error de mi rival Marcelo. Su equivocación al parecer fue no haberse leído las normas del torneo y, por ende, desconocer que el mismo terminaba en un determinado nivel otorgando la victoria al que en ese momento más fichas tuviera. Así, sorprendido por su pasividad y descartando por tanto un desenlace rápido, me entregue a ir marcando una distancia suficiente que me garantizara la victoria final como así fue. Y es que para cuando todos supimos del error de Marcelo ya era demasiado tarde para su remontada. Mis felicitaciones para ti Marcelo. La mejoría en tu juego es notable y, lamentablemente, nos quedará la duda de saber qué hubiese pasado de no haberse producido tan crucial error.
Al final como al principio de este escrito me reitero en la gratitud a los organizadores por este magnífico torneo. Estoy más satisfecho por el resultado que por mi juego aunque creo que no fue tan malo como en otras ocasiones. No puedo evitar la sensación ya comentada de que más que ganar yo fueron otros los que con sus errores perdieron el torneo. Un fuerte abrazo a todos. Tano.